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Cómo cambiar la tasa de refresco de tu monitor en Windows 11

septiembre 11, 2024
Cómo cambiar la tasa de refresco de tu monitor en Windows 11

¿Quieres una experiencia visual más fluida en tu PC? Aprende cómo cambiar la tasa de refresco de tu monitor en Windows 11 para disfrutar de imágenes más nítidas y reducir el desenfoque de movimiento.

Si te pasas horas delante del ordenador, ya sea por trabajo, estudio o simplemente porque eres gamer o te encanta ver series, es probable que hayas oído hablar de la tasa de refresco del monitor.

Este pequeño ajuste puede marcar una gran diferencia en la calidad de tu experiencia frente a la pantalla, y aunque parezca algo complicado, cambiar la tasa de refresco en Windows 11 es más fácil de lo que piensas.

Ahora bien, si nunca has tocado esta configuración o no estás seguro de qué trata todo este rollo, no te preocupes. En este artículo te vamos a contar qué es la tasa de refresco, por qué es importante y, sobre todo, cómo ajustarla en Windows 11 para que puedas disfrutar de una pantalla más fluida, nítida y cómoda.

¿Qué es la tasa de refresco y por qué importa?

¿Qué es la tasa de refresco y por qué importa?
¿Qué es la tasa de refresco y por qué importa?

La tasa de refresco, también conocida como frecuencia de actualización, mide cuántas veces por segundo se actualiza la imagen en tu pantalla. Se expresa en hercios (Hz).

Por ejemplo, si tu monitor tiene una tasa de refresco de 60 Hz, significa que la imagen se actualiza 60 veces por segundo. A mayor número de hercios, más fluida será la transición de las imágenes y mejor será la experiencia visual.

¿Por qué deberías preocuparte por la tasa de refresco?

Quizás estés pensando: «Vale, ¿y esto en qué me afecta?» Pues bien, una tasa de refresco alta es especialmente útil en situaciones con movimiento rápido, como videojuegos o películas de acción, donde una baja tasa podría causar ese molesto desenfoque o parpadeo en la pantalla.

Si alguna vez te ha parecido que la imagen «tiembla», es probable que tu monitor tenga una tasa de refresco baja. Esto, además de ser incómodo, puede provocar fatiga visual con el tiempo.

Y si trabajas muchas horas frente al ordenador, también te interesa tener una tasa de refresco alta para reducir el esfuerzo que tus ojos tienen que hacer para seguir la imagen. No se trata solo de comodidad; a largo plazo, puedes estar cuidando tu salud visual.

Ventajas de cambiar la tasa de refresco en Windows 11

Ahora que ya tienes claro qué es la tasa de refresco, ¿por qué deberías cambiarla? En Windows 11, al igual que en otras versiones del sistema operativo, puedes cambiar la tasa de refresco de tu monitor en Windows 11 según las capacidades de tu monitor y tarjeta gráfica. Estas son algunas razones para hacerlo:

Ventajas de cambiar la tasa de refresco en Windows 11
Ventajas de cambiar la tasa de refresco en Windows 11
  • Mayor fluidez en los videojuegos. Si eres gamer, una tasa de refresco más alta puede ofrecerte una experiencia mucho más suave. Con menos desenfoque en movimientos rápidos, serás más preciso en tus partidas.
  • Menos fatiga visual. Como mencionamos antes, una mayor tasa de refresco reduce el parpadeo de la pantalla, lo que se traduce en menos cansancio para tus ojos, especialmente si te tiras largas jornadas delante del ordenador.
  • Mejor experiencia multimedia. Ya sea para ver vídeos, películas o series, notarás una mejoría en la calidad de imagen. Las escenas de acción con mucho movimiento se verán más nítidas y fluidas.

¿Cómo saber si puedes cambiar la tasa de refresco de tu monitor?

No todos los monitores son iguales, y no todos soportan las mismas tasas de refresco. Lo primero que necesitas saber es si tu monitor y tarjeta gráfica pueden ofrecer una tasa más alta de la que estás usando actualmente.

Monitores básicos suelen quedarse en 60 Hz, mientras que otros más avanzados pueden llegar a 120 Hz o incluso más. Si tu equipo es más viejo, es posible que no tengas muchas opciones, pero no está de más echar un vistazo.

Verifica la capacidad de tu monitor

  1. Busca las especificaciones técnicas. Si no estás seguro de las capacidades de tu monitor, una simple búsqueda del modelo en internet te dará las respuestas.
  2. Prueba con configuraciones. En Windows 11, como veremos más adelante, puedes acceder al menú de configuración y ver qué tasas de refresco están disponibles.

Pasos para cambiar la tasa de refresco en Windows 11

Vamos al lío. Cambiar la tasa de refresco en tu monitor Windows 11 es un proceso bastante sencillo, y no te llevará más de un par de minutos. Sigue estos pasos:

  • Abre el menú de «Configuración» en tu ordenador. Para ello, haz clic en el botón de Inicio o presiona la tecla de Windows en tu teclado, luego selecciona «Configuración».
  • Busca la opción «Sistema» y haz clic en ella. Aquí es donde podrás ajustar todo lo relacionado con tu pantalla.
  • Una vez dentro del apartado de Sistema, verás varias opciones en el menú de la izquierda. Elige «Pantalla» y desplázate hacia abajo hasta encontrar la opción de «Propiedades del adaptador de pantalla».
  • Si tienes varios monitores conectados, es posible que necesites elegir cuál de ellos deseas ajustar. El menú desplegable te permitirá seleccionar el monitor correcto.
  • Aquí viene la parte importante. En la sección de «Frecuencia de actualización», verás un menú desplegable con las tasas de refresco disponibles. Elige la que prefieras (recuerda, esto depende de las capacidades de tu monitor y tarjeta gráfica).
  • Finalmente, después de seleccionar la tasa de refresco, haz clic en «Aplicar». Windows te pedirá que confirmes si la pantalla se ve bien con los nuevos ajustes. Si todo está correcto, pulsa «Mantener cambios». Si algo falla, no te preocupes, Windows revertirá automáticamente los ajustes después de unos segundos.

¿Qué debes tener en cuenta al cambiar la tasa de refresco?

Antes de que te emociones demasiado y pongas la tasa más alta que encuentres, hay algunos detalles que debes considerar:

¿Qué debes tener en cuenta al cambiar la tasa de refresco?
¿Qué debes tener en cuenta al cambiar la tasa de refresco?
  • Mayor consumo de energía. Si estás utilizando un portátil, cambiar a una tasa de refresco más alta puede consumir más batería. Ten esto en cuenta si no siempre tienes acceso a un enchufe.
  • Compatibilidad con tu tarjeta gráfica. Asegúrate de que tanto tu monitor como tu tarjeta gráfica soportan la tasa de refresco que intentas aplicar. Si eliges una opción incompatible, podrías tener problemas de visualización.
  • El equilibrio adecuado. No siempre es necesario poner la tasa más alta. A veces, una tasa media puede ofrecerte el equilibrio perfecto entre calidad de imagen y rendimiento energético.